miércoles, 19 de agosto de 2009

Koyasan

Koyasan es un pueblecito de montaña que en su momeno se convirtió en un centro importante del Budismo. De hecho hay multitud de templos y tal y como dice la guía, todo budista que se precie desea tener algún hueso o mechón del pelo enterrado en el cementerio de Okunoin

El trayecto hasta llegar a Koyasan es muy chulo porque desde Gokurakubashi se empieza a subir la montaña y el paisaje es muy bonito, todo rodeado de montañas, siguiendo un río, etc.

Al llegar al pie de la montaña hay que coger un funicular hasta lo alto que tarda unos 5 minutos. Y al llegar a la estación hay que coger un bus porque hasta el pueblo hay una carretera por donde no se puede caminar por seguridad (y negociete, porque no tienes otra que ir en bus).

El pueblo en realidad es una calle de algo más de 5 km. y otra perpendicular de 1 km. Al bajar del bus nos dirijimos al templo Okuin que es donde teníamos el alojamiento. Hicimos el checkin y os llevaron a la habitación. Como todo alojamiento tradicional, a la entrada tienen un espacio preparado para que te descalces y te pongas unas babuchas de interior. El problema de estas babuchas es que para los que tenemos el pie más grande de la media pues es una tortura porque el pie desborda por todas partes y duele…

La habitación estaba muy bien y era espaciosa. Las ventanas daban al jardín interior cosa que estaba muy bien. Lástima que no tuvieran aire acondicionado porque hacía un calor brutal, sobre todo por la humedad que hace.

Al llegar nos preguntaron si queríamos ir a la ceremonia a las 6.30 y luego a la ceremonia del fuego a las 7. Obviamente dijimos que sí aunque tuviésemos que madrugar.

Tras dejar las maletas nos fuimos a recorrer el pueblo y ver los templos. La verdad es que impresionan un montón.

Para comer fuimos a un restaurante de la guía y yo me pedí un plato de ramen y Pat unos makis. El tema del wasabi es un punto porque aquí el wasabi se pone dentro de la pieza y no aparte así que puede ser que cojas un maki y pique un montón. El truco para el picor del wasabi es muy fácil. Sólo hay que taparse la nariz y beber algo. Lo probamos y funcionó!!! De todas formas al resto les quitamos el wasabi de dentro porque algunas piezas estaban realmente fuertes.

A las 5.30 era la cena así que hicimos tiempo en otro templo y luego nos fuimos para allá, nos duchamos y nos dispusimos para la cena vegetariana (sic). La verdad es que no estaba nada mal, obviamente siempre agradeces algún trocito de pescado o carne y tal, pero lo que nos dieron no estaba mal. Comimos una cosa que parecía una esponja que la verdad es que estaba muy buena. También comimos varias versiones de Tofu.

Después de cenar nos fuimos a pasear por el cementerio Okunoin que la verdad es que es impresionante. Hay un montón de farolillos y monumentos funerarios, algunos se les ve superviejos, con musgo por todos lados. Los árboles son altísimos y conforme entras desaparece el ruido de los pocos coches que pasan cerca y comienza la sinfonía de las urracas y las cigarras gigantes.

Poco a poco se nos fue haciendo de noche y el camino quedó iluminado sólo por algunos farolillos y alguna farola en puntos clave. Intentamos seguir lo que nos iba diciendo la guía pero con la oscuridad pronto nos dimos cuenta que no valía la pena continuar.

Como al día siguiente teníamos que madrugar decidimos irnos a dormir.

A las 6 sonó el despertador y nos preparamos para cuando nos avisaran. Sobre y cuarto vinieron y nos fueron recogiendo a los que íbamos a la ceremonia. Nos llevaron a la sala principal del templo y nos sentamos todos. La ceremonia está compuesta por un personaje central que va leyendo y realizando cosas. A ambos lados hay 2 monjes que van leyendo también sobre el libro pero cantando, creando un sonsonete que consigue que te quedes totalmente concentrado y casi en trance. Uno de los monjes va tocando un tambor y el otro unos platillos.

Tras acabar el monje principal nos dio una especie de sermón y nos invitó a rodear el altar para ver el buda principal.

Tras esto nos llevaron a otra sala mas apartada donde se celebra la ceremonia del fuego. Por lo que pude entender consiste en encender un fuego mientras un monje va cantando. Cuando el fuego ya está en su punto álgido van acercando unas tablillas con las peticiones de los fieles y con un movimiento rápido acerca las tablillas al fuego, se prenden y con el movimiento de vuelta se apagan así que tanto los papelitos como la tablilla va quedando chamuscado. Después otro sermón y de nuevo bendición.

Aquí en Koyasan uno de los templos que fuimos a visitar se había quemado varias veces y la última decidieron construirlo en hormigón (respetando la imagen y tal osea que casi ni se nota). Nosotros nos quedamos con la duda de saber cómo puede ser que algo así se queme y tras la ceremonia del fuego lo entendimos porque la verdad es que se entiende perfectamente que al hacer el fuego o trajinar con el, en un momento dado saltara una chispa y se quemara todo.

Tras la ceremonia vino el desayuno (vegetariano) que también consistía en 3 ó 4 versiones de Tofu, arroz, etc.

Después de esto emprendimos camino a Tokyo que serían unas 6 horas contando el funicular, un tren, otro tren, un metro y luego el Shinkansen.




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