viernes, 7 de agosto de 2009

Tsumago - Kyoto

Os pongo el vídeo de la segunda cena en el Fujioto Ryokan de Tsumago. No os perdáis la escena de las abejas y del cangrejo.


Desde Tsumago el plan era ir a Kyoto.
Kyoto fue durante muchísimo tiempo (siglos) la capital de Japón así que se supone que algo tiene que quedar. Es cierto que sufrió muchísimos ataques internos así que algunas de las cosas están reconstruidas desde hace tiempo. Pero vamos, es como si el Escorial hubiese sido reconstruido en 1700 o así.

El viaje estuvo divertido. Para ir a la estación de tren de Tsumago el propietario del Fujioto Ryokan nos llevó en su propio coche. Fue realmente amable y tal y como habíamos hablado entre nosotros le facilitamos un listado de traducciones de frases típicas en castellano para que pudiera practicar. En la cena del segundo día, se trajo una libreta y fue apuntando cosas conforme nosotros le íbamos indicando. Le hizo tremenda ilusión y nos lo estuvo agradeciendo un buen rato

Una cosa curiosa es que al llegar a la estación faltaban 30 minutos así que nos ayudó a llevar las maletas dentro y las dejó en una esquina y nos invitó a ir a subir de nuevo al coche porque nos quería enseñar un puente en la ciudad. Nos dijo que no nos preocupáramos de las maletas.

El puente precioso. Os lo pongo en foto. Y al volver, nuestras maletas allí estaban. Es uno de los más viejos del lugar y atraviesa un río muy embravecido.

Hasta Kyoto hicimos 2 transbordos y fue todo a las mil maravillas, el transporte aquí es carísimo pero la puntualidad mejor que la suiza.

Ya en Kyoto fuimos a la Oficina de Información y nos indicaron cómo llegar al hotel. No es ninguna maravilla, pero para dormir vale y además está bastante accesible.

Enseguida nos fuimos a comer y acabamos en el Kosendo-sumi. Un sitio pequeño regentado por 3 mujeres que lo primero que nos preguntaron era cómo habíamos encontrado el restaurante (vía Lonely Planet). Con un inglés perfecto nos comentó que en su local se servía un sólo menú. Se interesó por si habían vegetarianos y acto seguido nos mostró lo que sería el menú.

Esa tarde fuimos paseando hasta el distrito de Gion que es donde las Geishas viven (las pocas que quedan hoy día). Vimos una (aunque no se si era una Maiko).


Acabamos en un templo por allí cerca y fuimos paseando de nuevo por el hotel por una calle comercial y luego por las callejuelas.

Estas callejuelas de Kyoto son estupendas porque encierran grandes tesoros ya sea de restaurantes, tiendecitas, etc. Encontramos una tipo anticuario pero sin los precios propios con mil y un cachivache. Y cómo no, con placas publicitarias de metal como las 7 u 8 que ya tenemos en casa. Estábamos francamente cansados así que sólo echamos un vistazo y vi la que me quedaría.

Para cenar no teníamos ánimos así que decidimos comer una hamburguesa en un restaurante local (así, además, el presupuesto diario no se nos dispara).

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