sábado, 8 de agosto de 2009

Kyoto

El viernes tocaba Kyoto todo el día.

El problema de Kyoto por estas fechas es que hace muchísimo calor y además una humedad muy alta (típica de los países asiáticos). Además la ciudad está en un valle entre montañas lo que la tiene encerrada con un microclima.

Es por eso que casi todos los japoneses van con una toallita al cuello, para poder enjuagarse el sudor.

El transporte en Japón es caro y además no tienen bonos de 10 o similar así que lo único que se puede hacer es comprar en España una especie de bono tren para una de las compañías (la Japan Rail). El problema es que no todo es JR así que acabas pagando metro. El metro se paga en función del origen y el destino y en Tokyo hay una que se paga más porque está hecha muy profunda (no les quedaba sitio). Es como si la línea 9 de bcn (el día que la abran) valiera más porque esté a 80 metros.

Para recorrer la ciudad decidimos alquilar bicicletas así que eso hicimos. Lo primero fue ir hacia el Palacio Imperial. Ahora mismo parece que sea un parque (como si fuera Central Park) pero que dentro tiene los distintos edificios de lo que sería el complejo residencial de los emperadores. Se puede entrar al recinto del Palacio aunque sólo hay visitas a las 10 y a las 14 horas. Previamente debes ir a una oficina con el pasaporte para que te den el permiso especial. Nosotros nos recorrimos un poco el parque y luego localizamos la oficina para poder ir a la visita de las 14. Al enterarnos que sólo se vería por fuera, nos quedamos un poco decepcionados.

Como era temprano decidimos explorar un poco la ciudad. Así que nos buscamos un templo apañao al que ir y así lo hicimos. La verdad es que la vuelta estuvo muy bien pero nos dimos un paseo de tres pares. Y aquí entró en contra nuestra los elementos.

El calor y el sol nos hacía sudar un montón que sumado al esfuerzo de la bici nos tenía comprando agua cada 15 minutos. Sobres las 12.30 encontramos por el camino, cerca de Gion una tienda de kimonos y cosas así de segunda mano y compramos un par de Yukatas (kimono de verano) por 1000 yenes cada uno.




Como estábamos un poco perjudicados de la vuelta y vimos que se nos hacía tarde para llegar a la visita del Palacio, decidimos dejarlo estar e irnos al hotel. Nos duchamos y cambiamos y nos fuimos otra vez.

El destino fue el mercado Nishiki. Es un mercado de comida que está puesto en unas 3 ó 4 calles. La verdad es que vale mucho la pena ir. Aquí encuentras un montón de referentes acerca de la comida japonesa: verduras maceradas, especias, tipos de arroz, pescados, golosinas, postres, etc. Además alguna que otra tienda de souvenirs lo que viene muy bien para cumplir con los regalos (y aún no he encontrado imanes de nevera, para mi que no hay).

Por el camino en bici habíamos comprado bolinches de arroz. Es una bola de arroz rellena de pescado o carne o verduras envuelta la mitad en alga para que lo puedas "coger" sin problemas. Además de estar buenísima llena un montón. A pesar de esto, en el mercado se nos abrió el apetito así que acabamos en un puesto de pescado que tenía adyacente una pequeña barra donde servían ostras, caracoles de mar, calamar salteado, vieras... todo buenísimo. El chico que estaba allí no hablaba mucho inglés así que fue todo a base de gestos hasta que una familia china nos dejó una guía donde venía el local con fotos de las especialidades. Un verdadero festín.

Yo tenía antojo de makis así que seguimos con el mercado con la idea de que encontrásemos algún puesto y así fue. Como era más que nada para picar algo más y sentarnos otro rato nos pedimos un rulo de salmón que estaba buenísimo.

De aquí volvimos a callejear hasta que acabamos en la tienda de antigüedades del otro día donde vimos las placas metálicas. Estuvimos mirando y al final compramos la más chula de todas. Es una placa vertical con una estrella en la parte de arriba y debajo escrito "Cerveza japonesa". Es de una embotelladora japonesa de 2 empresas que se fusionaron. El problema es que mide 1,30 cm de alto por 25 de ancho y no creo que nos lo dejen llevar como "equipaje de mano". No tengo fotos porque nos lo envolvieron en plástico de burbujas y era difícil de quitar y volver a poner. A ver cómo lo hacemos...

De vuelta al hotel nos juntamos con Santi y Montse que ya habían cenado y todo así que nos dedicamos a buscar algún sitio para cenar. Acabamos en la planta de restaurantes de un centro comercial cercano comiendo de nuevo Ramen de carne que aunque no estaba como los de Tokyo cumplieron a la perfección su papel.

El sábado destino a Uji a ver el templo Byodoin que sale en las monedas de 10 yenes.

1 comentario:

  1. Joer Benito que chulada de viaje, muy interesante está el blog, estoy ansioso por ver el templo... Disfrutad a tope con el viaje, un abrazo. Rodín ;)

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